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cuando escribo decente soy humano, cuando puteo soy argentino.

jueves, 21 de abril de 2011

La revelación ( Capítulo de Los 7 Locos - Roberto Arlt)

Interin ocurrían estos sucesos, en el Hospicio de las Mercedes. Ergueta entraba en lo que él más tarde llamaría «el conocimiento de Dios». Así fue.

Despertó al amanecer en la sala. Un paralelepípedo de luna ponía un rectángulo azul en el encalado del muro frente a su cama. A través de los barrotes de la ventana abierta se veía al cielo encuadrado por el contramarco, un cielo poroso y seco de azul como yeso teñido de metileno. En el retículo de los hierros temblaban los hilos de agua de una estrella.

Ergueta se rascó concienzudamente la nariz, aunque no sentía mayor preocupación. Comprendía que se encontraba en la casa de los locos, pero ése «era un asunto que no le concernía».

Le preocupaba si hubieran encalabozado su espíritu, pero el que en realidad estaba encarcelado en el manicomio era su cuerpo, su cuerpo que pesaba noventa kilos, y que ahora con cierto resquemor inexplicable recordaba que había rodado por los lupanares. Y sin poder evitarlo revisaba como un espectáculo oprobioso la vida sensual con que se había regodeado. Mas, ¿qué tenía que ver su espíritu con tal carnaza furiosa?

Era ésa una realidad tan evidente para su entendimiento, que lo asombró de que los médicos no repararan aún en tal diferencia.

Ergueta se sintió maravillado de su descubrimiento. El ya no era un hombre, sino un espíritu, «sensación pura de alma», con riberas nítidamente recortadas dentro de la carnicera armazón de su físico, como las nubes en los espacios infinitos.

Estaba ligeramente alegre. Ya noches anteriores tuvo la certeza de que podía apartar¬se de su cuerpo, dejarlo abandonado como a un traje. Al descubrirla, esta súbita seguridad le proporcionó un miedo liviano. Hasta en determinados momentos tuvo en la epidermis la sensación que sólo se tocaba con los bordes de su alma, de forma que el equilibrio de su cuerpo próximo a caer, y el de su piel, le causaba náuseas. Era como si descendiera a suma velocidad en un ascensor.

Además tenía miedo de tener voluntad de abandonar su cuerpo, pues si se lo des¬truían, ¿cómo podría entrar en él? El enfermero tenía cara de bellaco, y aunque él le hubiera hablado de unas redoblonas para la próxima «reunión», no se sentía del todo seguro. Mas pasada esta primera impresión se complacía en creer que era un niño débil, lo cual no le impedía reírse desde su cama de la comedia con que trataba de tranquilizar sus noventa kilos, descontando que él podía ir a donde quisiera... pero no... no era cuestión de jugar. Su bondad no podía admitir eso. ¡Y qué hermoso era sentirse así colmado de caridad! Su misericordia se ensanchaba sobre el mundo, como una nube sobre los techos de la ciudad.

Su cuerpo quedaba cada vez más abajo.

Ahora lo veía como en el fondo de un cajón, el sanatorio entre los blancos cubos de las casas era otro cubo, las calles azuleaban entre sábanas de sombra, las luces verdes de los semáforos del F.C.S. lucieron débilmente, y el espacio entró en él como el océano en una esponja, mientras el tiempo dejaba de existir.

Caían las alturas a través de su delicia. Ergueta sentía quietud, estancamiento de bondad para sí mismo, por la voluntad de una fuerza exterior. Así gozaría el estanque seco con la lluvia que le envía el cielo.

De la tierra hacia la cual se volvía su caridad, veía los redondeados bordes verdosos lamidos por el éter azul. Y como no era natural permanecer silencioso, sólo atinaba a decir:

-Gracias... gracias, mi Señor.
No experimentaba curiosidad alguna. Su humildad se fortalecía en el acatamiento.

En la tersura celeste atisbo de pronto el escalonamiento de un roquedal. Una luz de oro bañaba el pedrerío a pesar de la noche, y lo azul en la distancia caía en profundos barran¬cos de lomas doradas. Ergueta con su cuerpo restituido avanzó a pasos prudentes, tiesa la pupila fiera en su perfil de gavilán.

Naturalmente, no se sentía tranquilo porque su cuerpo había pecado innumerables veces, y porque comprendía que su rostro, a pesar de la actual expresión grave, tenía las rayas enérgicas y la fiereza de los malevos, que cuando él era mocito imitaba en el arrabal y con las patotas.

Pero su espíritu estaba contrito y quizá eso fuera suficiente, lo que no le impedía decirse:

-¿Qué dirá el Señor de mi «pinta»? ¿Cómo puedo presentarme ante él? -Y al mirarse maquinalmente los botines comprobó que estaban deslustrados, lo que acrecentó su confu¬sión-. ¿Qué dirá el Señor de mi «pinta» y de esta cara de burrero y de cafishio? Me preguntará de mis pecados... se acordará de todas las macanas que hice... ¿y yo qué le voy a contestar?... que no sabía, pero ¿cómo le voy a decir eso, si él dejó testimonio de ser en todos sus profetas?

Nuevamente volvió a examinar sus botines, sucios y descalabrados.

-Y me dirá: «Hasta estás hecho un turro... un vago vergonzoso y eso que fuiste a la universidad... Te jugaste a los «burros» lo que pudo ser consuelo del huérfano y de la vida... y enfangaste en orgías el alma inmortal que yo te di, y arrastrastes a tu ángel guardián por los lupanares y él lloraba tras tuyo, mientras tu bocaza carnicera se llenaba de abominaciones...» Y lo peor es que yo no se lo voy a poder negar... ¿Cómo le voy a negar el pecado? ¡Qué macana, Dios mío!

El cielo era sobre su cabeza una cúpula de yeso azul. Giraban en las elípticas remo¬tos planetas como naranjas, y Ergueta miró humildemente el pedregal dorado.

De pronto una gran turbación desazonó su modestia. Levantó la cabeza y a su iz¬quierda, detenido a diez pasos, vio al Hijo del Hombre.

El Nazareno, cubierto de una túnica celeste, volvía a él su perfil demacrado donde lucía el almendrado ojo sereno.

Ergueta sufrió un gran desconsuelo, no podía arrodillarse, «porque un bacán conser¬va siempre la línea» y no se arrodilla frente a un carpintero judío, pero sintió que un sollozo le retorcía el alma y en silencio extendió los brazos unidos por los dedos hacia el dios silencioso.
Sentía que toda su caradura se impregnaba de devoción hacia él.

Así callado lo miraba a Jesús detenido en el roquedal. Los ojos de Ergueta se llena¬ron de lágrimas. Lamentábase de que no hubiese allí alguien con quien golpearse para de¬mostrarle al Señor cuánto lo quería, y ya el silencio le pareció tan insoportable que venciendo el terrible anonadamiento, humildemente suplicó:

-Yo quisiera ser diferente, pero no puedo.

Jesús lo miraba.

-Créame... me da no sé qué decirle que lo quiero mucho.

Ergueta le volvió la espalda, caminó tres pasos, luego, volviéndose, se detuvo.

-He cometido todos los pecados y muchas maca... disparates... quisiera arrepentirme y no puedo... quisiera arrodillarme... cierto, besarle los pies a usted, que fue crucificado por nosotros... ¡Ah! si usted supiera todas las cosas que quise decirle y se me escapan... y lo quiero sin embargo. ¿Será porque estamos de hombre a hombre?

Jesús lo miraba.

Una sonrisa nueva agració el rostro de Jesús.

Ergueta calló un instante, luego ruborizado murmuró tímidamente:

-¡Oh! qué bueno que es usted -exclamó enajenado Ergueta-. ¡Qué bueno! Usted se ha dignado sonreírme a mí, pecador... ¿Se da cuenta usted? Ha sonreído. A su lado, créame, me siento un muchacho, un «purrete». Quisiera adorarlo toda la vida, ser su guardaespalda. Ahora no pecaré más, toda la vida voy a pensar en usted, y pobre del que dude de usted... le rompo el alma...

Jesús lo miraba.

Entonces Ergueta, queriendo ofrecer lo mejor de sí mismo, dijo:

-Yo me arrodillo ante usted. -Avanzó unos pasos y llegando frente a Jesús inclinó la cabeza, apoyó una rodilla en el pedregal dorado, iba a prosternarse cuando Jesús avanzó su mano taladrada, la apoyó en su hombro, y dijo:

-Vente. Sígueme siempre y no peques más, porque tu alma es hermoso como la de los ángeles que alaban al Señor.

Quiso hablar, pero ya el vacío y el silencio lo rodeaban vertiginosamente. Ergueta comprendió que había entrado en el conocimiento de Dios. Ello era bien claro, porque al volverse a una voces que sonaban en la sala oscura, un loco mudo de nacimiento exclamó, mirándolo con extrañeza:

-Parece que venís del cielo.

Ergueta lo miró asombrado.

-Sí, porque, como los santos, tenes una rueda de luz en la cabeza.

Ergueta, suavemente atemorizado, se apoyó en el muro.

Un loco tuerto, que hasta entonces permanecía callado, exclamó:

-Milagros... vos haces milagros. Al mundo le devolviste el habla.

La conversación despertó a un tercer poseído, que se pasaba los días matando imaginarios piojos entre sus callosos dedos desgastados, y el barbudo, volviendo su cara pálida, dijo:

-Vos viniste a resucitar a los muertos...

-Y a darle la vista a los ciegos -interrumpió el mundo.

-Y también a los tuertos -aseguró el loco a quien faltaba un ojo-, porque ahora veo de este lado.
El mudo, sosteniendo su busto con los dos brazos apoyados en el colchón, continuó:

-Pero vos no sos vos, sino Dios que está en tu cuerpo.

Ergueta, anonadado, aseveró:

-Es cierto, hermanos... no soy yo... sino Dios que está en mí... ¿Cómo podría yo, miserable burdelero, hacer milagros?

-¿Por qué no haces otro milagro?

-Yo no vine a eso, sino a predicar el verbo del Dios Vivo.

El matador de piojos recogió un pie sobre su rodilla y malévolamente insistió:

-Debías hacer un milagro.

El mudo colocó su almohada en el piso de la sala y sentándose encima de ella, dijo:

-Yo no hablo más.

Ergueta se apretó las sienes, aturdido de lo que veía. Meditó amablemente el tuerto:

-Sí, vos debías resucitar ese muerto.

-¡Si no hay ningún muerto aquí!

El tuerto avanzó cojeando hasta Ergueta, lo tomó de un brazo y casi arrastrándolo lo llevó hasta una cama frontera, donde yacía inmóvil un hombrecito de cabeza redonda y nariz enorme.

El mundo se acercó apretando los labios.

-¿No ves que está muerto?

-Se murió esta tarde -rezongó el tuerto.

-Les digo que ese hombre no está muerto -exclamó irritado Ergueta, convencido de que los otros lo burlaban; pero el matador de piojos saltó de su lecho, se acercó a la otra cama, inclinóse sobre el hombrecito de cabeza redonda y de tal forma empujó el cuerpo inmóvil que éste, al caer, resonó opacamente en el piso de la sala, quedando entre las dos camas con las piernas hacia arriba, semejante a la horqueta de un árbol recién podado.

-¿Viste que está muerto?

Los cuatro locos permanecían consternados en torno de la horqueta, recuadrados por el celeste rectángulo de luna, con los camisones inflados por el viento.

-¿Viste que está muerto? -repitió el barbudo.

-Hacé un milagro -suplicó el tuerto-. ¿Cómo vamos a creer en El si vos no haces un milagro? ¿Qué te cuesta hacerlo?

El mundo, inclinando repentinamente la cabeza, le hacía señales de aquiescencia a Ergueta.

Gravemente se inclinó sobre el cadáver, iba a pronunciar las palabras de Vida, mas súbitamente los muros de la sala giraron los planos del cubo ante sus ojos, un viento oscuro aulló en sus orejas y otra vez tuvo tiempo de ver los tres locos recuadrados por el celeste rectángulo de luna, con los camisones inflados por el viento, mientras que él resbalaba por una tangente que cortaba el girante torbellino de tinieblas, en la inconsciencia

sábado, 11 de diciembre de 2010

Capitulo 93 de "Rayuela" - Julio Cortazar

Pero el amor,esa palabra... Moralista,Horacio,temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas,desconcertado y arisco en la ciudad en donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas,de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños,de todos los olvidos o los recuerdos.
Amor mío,no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos,no te quiero porque la sangre me llame a quererte,te quiero porque no sos mía,porque estás del otro lado,ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto,porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí,no te alcanzo,no paso de tu cuerpo,de tu risa,hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar,con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses),me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado,jamás Wrigth ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado,y no me mires con esos ojos de pájaro,para vos la operación del amor es tan sencilla,te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás,porque vivís en la salud,después de mí será cualquier otro,eso se cambia como los corpiños.
Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte,amor pasamontañas,amor llave,amor revólver,amor que le dé los mil ojos de Argos,la ubicuidad,el silencio desde donde la música es posible,la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos,no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados,se hincharían las formas combadas,crecería la hermosura. Dadora de infinito,yo no sé tomar,perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo  he dejado los dientes en la mesa de luz.
Stop,ya está bien así. También puedo ser grosero,fijate. Pero fijate bien porque no es gratuito.
¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones,son tan fáciles. Sacás una idea de ahí,un sentimiento del otro estante,los atás con ayuda de palabras,perras negras,y resulta que te quiero. Total parcial: Te quiero. Total general: Te amo. Así viven muchos amigos míos,sin hablar de un tío y dos primos,convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos,che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen,te lo juro,los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor,como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige,a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza,caigo en artilugios de escriba,las perras negras se vengan como pueden,me mordisquean desde abajo de la mesa.¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí,en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua... Sí, pero también está dicho que las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista. En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi noble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. Ah, si en el silencio empollara el Roc... Logos, faute éclatante!Concebir una raza que se expresara por el dibujo, la danza, el macramé o una mímica abstracta. ¿ Evitarían las connotaciones, raíz del engaño? Honneur des hommes,etc. Sí, pero un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes si la cosa fuera posible.
  Del amor a la filología, estás lucido, Horacio. La culpa la tiene Morelli que te obsesiona, su insensata tentativa te hace entrever una vuelta al paraíso perdido, pobre preadamita de snack-bar, de edad de oro envuelta en celofán. This is a plastic´s age, man, a plastic´s age.Olvidate de las perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada. parís es un centro, entendés, un mandala que hay que recorrer sin dialéctica, un laberinto donde las fórmulas pragmáticas no sirven más que para perderse. Entonces un cogito que sea como respirar París, entrar en él dejándolo entrar, neuma y no logos. Argentino compadrón, desembarcado con una suficiencia de una cultura de tres por cinco, entendido en todo, al día en todo, con un buen gusto aceptable, la historia de la raza humana bien sabida, los períodos artísticos, el románico y el gótico, las corrientes filosóficas, las tensiones políticas, la Shell Mex, la acción y la reflexión, el compromiso y la libertad, Piero Della Francesca y Anton Webern, la tecnología bien catalogada, Lettera 22, Fiat 1600, Juan XXIII. Qué bien, qué bien. Era una pequeña librería de la Rue du Charme-Midi, era un aire suave de pausados giros, era la tarde y la hora, era del año la estación florida, era el verbo ( en el principio), era un hombre que se creía un hombre. Qué burrada infinita, madre mía. Y ella salió de la librería ( recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de uan librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d´oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d´oignon,nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a desearnos(pero eso fue más tarde, en la Rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estabamos tan de acuerdo en todo que era una verguenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sévres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los Drakens normandos). Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
   Horacio, Horacio.
   Merde, alors. ¿Por qué no?. Hablo de entonces, de Sévre-Babylone, no de este balance elegíaco en que ya sabemos que el juego esta jugado.

martes, 9 de noviembre de 2010

las sombras que ves con los ojos cerrados

Hoy soñe sobre noticias de muertos. Hoy mi subconciente se enredó mientras dormía en asuntos que no llegaron a ser pesadillas,pero agitaron mi descanzo y me dejaron una amarga sensacion en la boca, un malestar en el alma mas que en el pecho. Soñe con EL, no precisamente con su persona, sino con la noticia de su partida.  Estaba acostado en el cuarto con la tele encendida, en el sueño y en la realidad tambien, pero en el suceso onirico decian que el finalmente estaba derrotado, que habia abandonado la pelea de meses y meses y su alma al fin ya no tenia ataduras corporeas, ya vagaba libre por el universo.
Mi yo que vivia ese momento comenzo a transitar por los canales de noticia, no creyendolo, no queriendolo, pero en cada uno la noticia triste se anunciaba en letras de molde, sin demasiadas variantes en la oracion :" Murio....".
La desazon, la rabia, la pena infinita se apoderaron de el y de mi que lo soñaba. Todo comenzó a hacerse oscuro y turbio mientras las lágrimas fluían de los ojos de mi doble astral, y ambos supimos, como se puede llegar a veces a percivir, que el final del sueño estaba pronto.  Sin lapso de tiempo lo vi ( me vi) con la cabeza entre unas rodillas conocidas y amadas, abrazando esas piernas cansadas como antaño, en el mismo gesto de entrega y de tristeza buscando consuelo. Una mano que extraño acariciaba con comprensión mi cabeza abrumada de llanto. Una voz de mujer, serena, infinitamente maternal, me decia que estaba todo bien, que las cosas eran asi, que habia un porque para todo aunque me pareciera muy injusto, que aunque doliera debia saber que nada malo había allí adonde todos iban.
Las palabras fueron un consuelo para mi, venidas de quien me diera la vida hacia tanto, y cuya partida tambien por la misma causa que ahora partía EL, aunque fuera bastante en años la tengo presente como si hubiese sido ayer.
Desperté sintiendo muchas cosas dentro de mi pecho. Todavía sentia el roce de la mano de mi madre sobre mi cabeza, consolandome. Busque en la tv la noticia que me había angustiado. No habia nada, no existia, no era real.
Solo me quedaban las sensaciones de una mala pasada de la mente en sueños, pero más que nada la certeza de la cercanía de aquella que se fue, pero nunca se irá realmente, diciendome cuando lo necesite que todo esta bien....

sábado, 28 de agosto de 2010

Teoria de las ventanas

Un pasillo. Eso es la vida.Entrás por una puerta, sin saber de donde venías y encaras ese nuevo ambiente,sabiendo desde siempre que allá a lo lejos hay un final, otra puerta, que te lleva a otro lugar tan ignoto como el que dejaste. Solo tenes conciencia del momento,de las sensaciones que invaden tu ¿cuerpo?,sí,pero al principio no sabes como se llaman las cosas,ni para que sirven,ni siquiera sabes quien sos vos ni para que estas ahí comenzando a recorrer ese pasillo-vida. Esas serán las grandes preguntas que guiaran tus pasos,¿Quien soy? ¿para que estoy acá?.
Los primeros años son de aprendizaje,ojos enormes devorandose al mundo tan cálido y variado,una verdadera aventura todo el tiempo. Y el tiempo de la niñez es la verdadera relatividad, no hay que ser un Einstein para saberlo. Cuando se es niño hay una sola estación, ni demasiado frío, ni mucho calor,una eterna primavera perfecta. Y tampoco existe el tiempo que marcan los relojes, las mañanas son luminosas y tiernas, son olor a chocolate caliente y a masitas, son abrazo y beso de buenos días de madre. Las siestas son tibias y extensas, las tardes frescas,las noches antes de dormír traían la sensacion de que un buen día pleno y feliz cesaba para darle paso a uno mejor.Mientras vivías así, sin ataduras ni obligaciones,ERAS FELIZ, sin duda. Entonces, cuando comienzas a pensar, a darte cuenta de las cosas y como funciona el mundo,sientes la vaga sensación de que todo lo que ves, sientes, experimentas, descubres,ya lo has hecho.¿Como te explicas a los seis, siete años,que eres feliz pero que esa felicidad se siente porque es la dicha de volver a ser libre, de tener todo un mundo a tu alrededor como campo de juego?.Asi se siente pero ¿cuando estuviste atrapado ANTES, en que lugar y en que tiempo si eres un niño pequeño que solo siente y no se cuestiona las cosas?.Aquí comienza la teoria de las ventanas.Experimentar una felicidad nostálgica a una edad en que esa palabra no existe supone que una ventana invisible se abrio detrás nuestro,en el trecho del pasillo ya recorrido. Es la mas pueril de todas y en la que podemos aventurar alguna teoria vaga donde empezar a pisar en el terreno de las suposiciones. No sabemos, o no recordamos, nada de nuestro comienzo en la vida,solo que fuimos intercambio de ADN,una parte corriendo una maratón de millones de participantes, y la otra el premio.Fuimos ambas y de esa fusion somos lo que somos,no hay demasiado misterio ahi, salvo el instante en que todo se mezcla y el reloj de nuestra vida comienza a correr aún antes de tener un corazon latiendo.Entonces,¿la felicidad como fin de la opresión sería un recuerdo vago de nuestra gestación en el vientre materno? ¿Acaso no hay lugar más anhelado y seguro que la panza de mamá?.¿O simplemente estoy equivocado y la felicidad perfecta y temprana es solo la consecuencia del estár vivo, y de ser un SER disfrutando de esa vida sin prejuicios, sin obligaciones,sin traumas ni temores, en una palabra, sin las manchas que se van a pegar en la tela de nuestra alma a lo largo del pasillo?.
Luego creces, de cuerpo, de mente,comienzas a ser parte de la sociedad, y es un juego que jugarás hasta el fin; Un juego de exigencias y demandas por ambas partes.La vida en sociedad te absorverá en su voragine y te exigirá cosas para ser parte de ella y tu te amoldarás, irás perdiendo esa libertad de los primeros años sin darte cuenta,con los ojos puestos en objetivos diversos, pensando en tu porvenir,descubriendo que el mundo no es un jardin luminoso sino una gran selva donde una única especie es presa y depredador. Y por supuesto tu no quieres ser victima,tampoco un predador,simplemente quieres tu parte del mundo y que nadie te hinche las bolas.
Vas avanzando por el pasillo sin saber cuanto trecho falta para el final,y tampoco miras hacia atras, eres un joven que vive el hoy. Ya haz decepcionado y te han decepcionado. Ya amaste y te han amado. Ya perdiste mil veces la fe en algo y volviste a encontrarla. Cuando encuentras la segunda ventana en tu pasillo-vida, la gente lo llama reflexion, balance a la mitad de tu existír. Posiblemente ya tengas casa, familia,perros, gatos, obligaciones,el empleo que deseabas o el agujero donde simplemente te ganas la vida,tragando saliva y agachando la cabeza. En esta ventana si te asomas,aquí si existe la nostalgia, los recuerdos, los buenos y malos momentos, las decisiones acertadas y de las otras. Sabes que ya no puedes cambiar nada, que todo alli es la causa de ese efecto que eres hoy,pero a pesar de todo intentas ser optimista y buscaras la manera de enmendar las cosas que no te gustan fijandote un camino sin demasiados sobresaltos hacia una vejez tranquila. Es cierto que a veces nada sale como lo planeado, que no puedes preveer nada en la vida, pero lo intentaras sabiamente.
Sí luego de una determinada cantidad de años,has sobrevivido a la selva,has hecho tu vida de algun modo, no soy nadie para juzgarte,y lograste ser un numero más en la estadística de las personas que llegan a la tercera edad, sabes que el largo pasillo pronto, de alguna manera llegará a su fin. Y tengas salud mental o afrontes esa etapa envuelto en desvaríos la tercera ventana esta ahi. Una rara mezcla de las anteriores,en donde los recuerdos y las sensaciones toman la consistencia poderosa que tenía para tí la felicidad de esa primer ventana. Ya no te importa el mundo, ese mundo que gira, que renace y se destruye continuamente, porque tu estas ya excluido de el, en un asilo de ancianos,en una casa llena de hijos y nietos,o solo bajo un puente aferrado a una botella,esas son circunstancias, no importan. La tercera ventana es una dulce bruma que te trae pedazos de tu vida, los combina amablemente,los revive como en un sueño nítido, en postales de cosas que has hecho y te las muestra como diciendote mira,esto fuiste a lo largo del pasillo, esto hiciste, esto viviste, sentiste,observalo, disfrutalo,recuerdalo,impregnate de todo porque eso FUISTE y eso ERES,y cuando acabes tu último recuerdo el fin del viaje llegará y verás la puerta,y tal vez precises saber quien fuiste y quien eres cuando cruces su umbral...

martes, 24 de agosto de 2010

Soylent green trailer

Trailer de la peli

Soylent GREEN

gran pelicula y de donde saque el título para este Blog. Charlton Heaston descubre en un mundo hiper poblado que la unica forma de que la sociedad obtenga comida es procesando a los excluídos de siempre, los ancianos, a los que se los obliga a morir "dignamente" cuando llegan a determinada edad. Dicen que es de Plancton las galletas verdes que venden como comida, pero el gran Charlton descubre al final que untó con manteca a su viejo amigo en el desayuno y se lo morfó.